¡Hola, mis queridos lectores y degustadores!
Hoy os traigo una combinación muy original, el maridaje de un thriller psicológico sorprendente Deberías haberte ido, de Daniel Kehlmann, con una cerveza alemana sin alcohol que asombra de la misma manera, la Clausthlaer Original.
He optado por esta combinación, no solo porque la cerveza es del país de origen del autor, sino porque se trata de una de las mejores cervezas sin alcohol que he probado. Y creedme, querréis leer este pequeño libro con los sentidos frescos, para no perder detalle.
SINOPSIS:
Un guionista en plena crisis creativa y conyugal acaba de llegar—acompañado de su mujer y de su hija—a una flamante casa de montaña. Es diciembre. El frío blancoazulado de los glaciares, los bosques ocultos por una espesa bruma, el fluir de un río y un profundo y silencioso valle prometen, al fin, un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para finalizar un guion que se le resiste y para intentar reconciliarse con su mujer.
Sin embargo, algo pasa en la casa. Poco a poco los contornos de la realidad comienzan a difuminarse y lo que parecía una escapada idílica se convierte en una inquietante espiral de comportamientos disfuncionales.
Deberías haberte ido es una lectura sobrecogedora. Un relato claustrofóbico donde la realidad se tiñe de surrealismo y el terror no se presenta con sobresaltos, sino como un siniestro sueño cuyas piezas no acaban de encajar.
VALORACIÓN:
Esta es una de esas novelas que compro por dos razones: la sinopsis y la extensión. Me gusta llevar libros manejables en la mochila o el bolso para tener a mano una buena lectura siempre que tengo un rato muerto, porque prefiero aprovechar el poco tiempo libre del que dispongo leyendo, que con los ojos clavados en el móvil, la verdad.
Pero no compro todos los libros pequeños que se me ponen por delante, la premisa me tiene que atrapar. Y la de este lo hizo rápido.
El autor parte de un planteamiento bastante sencillo, y algunos dirán que trillado: familia de tres miembros que se instala en una casa a tomar por saco de todo y empiezan a pasar cosas extrañas. Hasta ahí, nada nuevo en horizonte. Lo novedoso de esta novela breve no es el contenido, la trama o el desenlace, sino la forma que tiene Daniel Kehlmann de contarlo. Leer este libro es detenerse en los detalles, las pistas que va dejando, el entorno que crea, lo que dice y no dice el protagonista. Porque esta novela, aunque tiene varios personajes, se centra casi en exclusiva en uno. La historia es suya de principio a fin.
Deberías haberte ido me ha gustado, es entretenida y el desenlace es bastante original (no diré por qué para no hacer spoilers). Lo que no me ha terminado de convencer es que parece apresurar un poco el desenlace, porque después de crear una atmósfera repleta de misterio que va dando pinceladas muy dosificadas, al final llega un torrente abrupto de explicaciones que abruman un poco. Aunque es cierto que en un libro corto como este, alargar la trama para continuar con el ritmo de las dos primeras partes habría sido difícil si se quería respetar la extensión. Me quedo con que Kehlmann lo ha planteado todo a propósito: preparar al lector con sutilezas para después atragantarle con una culminación rebosante de revelaciones.
Libro recomendable si te gustan las historias breves, intensas y de personaje.
El maridaje de esta novela me ha costado poco. En seguida te das cuenta que este relato requiere que tus sentidos estén alerta, por lo que me decanté por una cerveza sin alcohol. Y la elección fue sencilla, opté por la que es considerada por muchos mejor cerveza sin alcohol del mundo: Clausthaler Original.
Estamos ante la primera cerveza sin alcohol elaborada siguiendo la tradición de la Ley Alemana de la Pureza de la Cerveza de 1516, que acumulado multitud de galardones. Se hace a través de un exclusivo método patentado por la marca, que no extrae el alcohol una vez elaborada la cerveza, sino que impide que se produzca durante su preparación.
Es de color dorado, brillante, con una espuma blanca media. Aromas a galleta, hierbas, especias y malta. Dulzor justo y textura cremosa. Con final amargo y seco. Una cerveza para quienes quieran disfrutar de una buena lager, pero sin alcohol.
¡Y hasta aquí el maridaje literario de hoy!
¡LEED Y BEBED, MALDITOS! SIN LIBROS Y AROMAS, LA VIDA SERÍA UNA SUCESIÓN DE OSCURAS CAVERNAS SIN FINAL.