La cocinera de Castamar + Cuvée 79

El maridaje de esta semana es delicioso, ideal para los paladares más exigentes, tanto si son reales como imaginarios. Un auténtico placer para los sentidos. 

Hoy voy a hablaros de La cocinera de Castamar, de Fernando J. Muñez, que acompañaré del dulce sauternes Cuvée 79. Ambos tienen una alta capacidad de inmersión. La novela es capaz de transportar al lector al Madrid del siglo XVIII junto a las tribulaciones de sus personajes, todo ello con gran facilidad. El vino, con sus dulces y potentes notas, transportan al consumidor hasta las cotas más altas del disfrute.

EL LIBRO

La cocinera de Castamar es un libro con una ambientación exquisita y  una construcción de personajes magnífica. Es de esas novelas que te llevan a un buceo total a través de la historia, tanto que al levantar la vista, hasta te resulta extraño tener delante tanta pantalla y mordernez.

Sinopsis:

Clara, una joven caída en desgracia, sufre de agorafobia desde que perdió a su padre de forma repentina. Gracias a su prodigiosa cocina logra acceder al ducado de Castamar como oficial, trastocando con su llegada el apático mundo de don Diego, el duque. Este, desde que perdió a su esposa en un accidente, vive aislado en su gran mansión rodeado del servicio. Clara descubrirá pronto que la calma que rodea la hacienda es el preludio de una tormenta devastadora cuyo centro será Castamar, su señor y ella misma.
Fernando J. Múñez teje para el lector, con una prosa detallista y delicada, una urdimbre de personajes, intrigas, amores, envidias, secretos y mentiras que se entrecruzan en una impecable recreación de la España de 1720.

En un tiempo en que la clase social se definía por la comida que se servía en la mesa, una cocinera desafiará el espíritu de su señor.

La narración del autor es tan elegante, que el lector llega a apreciar cada matiz de la cocina, las estancias y las conjuras. La novela es capaz de transmitir texturas, olores e, incluso, sabores. Es una lectura que invita al lector a embriagarse con la fragancia de los platos y deleitarse con el sabor, estableciendo un diálogo íntimo y sensorial. Los personajes, tanto los principales como los secundarios, son construidos al detalle, Fernando J. Muñez los dota de una voz única y diferenciable en un retrato de la sociedad de la época.

EL VINO

Mientras leía esta novela, la cabeza comenzó a pedirme algo muy concreto. No había llegado al primer cuarto cuando se me antojó un sauternes , un vino por el que confieso tener debilidad. Hay bastantes bodegas que pueden estar a la altura, pero este vino puede ser muy caro, y hace ya un tiempo me hice fan de una bodega en concreto, porque aúna el exquisito sabor de este elixir dorado, con una elaboración cuidada a un precio razonable. Este vino es el Cuvée 79.

Este vino casi adictivo, presenta en nariz un aroma de melón jugoso, notas de melocotón maduro, panal de miel, orejones… y todo se fusiona con notas herbáceas, de cítricos maduros, ahumados, flores marchitas y un toque de madera fina de fondo.

En boca es largo, denso y meloso, con notas de miel y fruta muy madura que se contraponen a notas cítricas y una muy buena acidez y tintes herbáceos que ayudan a suavizar. Un sabor largo, delicioso y jugoso.

¡Y hasta aquí el maridaje literario de hoy!

¡LEED Y BEBED, MALDITOS! SIN LIBROS Y AROMAS, LA VIDA SERÍA UNA SUCESIÓN DE OSCURAS CAVERNAS SIN FINAL.

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